Por: Ludyt Ramírez Pineda
Imagina a Milagros, una mujer llena de determinación pero que vive con una discapacidad física desde su nacimiento por lo cual se desplaza en una silla de ruedas. A medida que crecía en un barrio de Caracas, Milagros tuvo que enfrentar múltiples dificultades en su vida, especialmente en el aspecto humano y familiar. A menudo, se encontraba invisible en la sociedad, luchando contra la discriminación y el estigma que la rodeaban. Sus propias expectativas y sueños a menudo se veían frustrados debido a la sobreprotección de su familia, quienes temían todos los obstáculos que debía enfrentar debido a su discapacidad.
En su adolescencia, Milagros anhelaba independizarse, construir su propio camino y tomar decisiones por sí misma. Sin embargo, su familia, aunque bien intencionada a menudo subestimaba sus capacidades y limitaba sus oportunidades de crecimiento y desarrollo. Milagros se encontraba en una encrucijada entre su deseo de superar barreras y las limitaciones impuestas por el miedo y la sobreprotección familiar.
Esta anécdota, tristemente se repite en muchas familias donde las mujeres con discapacidad enfrentan no sólo las barreras físicas, sino también las emocionales y sociales. Las expectativas limitadas y las actitudes paternalistas pueden robarles la autonomía, la dignidad y la confianza en sí mismas.
Es imperativo que tomemos conciencia de estas realidades y nos sacudamos los prejuicios arraigados. Las niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad merecen el pleno reconocimiento de sus derechos humanos y el apoyo necesario para alcanzar su pleno potencial. Es hora de impulsar un cambio profundo que reconozca y valore la diversidad de capacidades, y promueva la inclusión de las mujeres con discapacidad en todos los aspectos de la vida.
Debemos explorar las dificultades que afrontan las mujeres con discapacidad en todos los aspectos, destacando la importancia de brindarles el respeto, la autonomía y el apoyo necesario para llevar vidas plenas y significativas. Debemos investigar y difundir las historias de mujeres valientes y resilientes que han desafiado las expectativas y han encontrado su propia voz, inspirando a otras personas a hacer lo mismo. Si nos unimos con esta mirada podemos construir un mundo más inclusivo y justo para todas las mujeres, sin importar su capacidad o discapacidad.
Es vital que las familias donde existen niñas, adolescentes o mujeres con discapacidad asuman el hecho de que desempeñan un papel fundamental en impulsar su autonomía y su inclusión en todos los ámbitos de la vida.
Qué acciones puede llevar adelante la familia para alcanzar este objetivo?
1.- Promover el autoestima y la confianza: brindar un entorno familiar que fomente el desarrollo del autoestima y la confianza en si misma de la niña, adolescente o mujer con discapacidad. Reconocer y elogiar sus logros, capacidades y esfuerzos apoyándola en la exploración de nuevas actividades y desafíos.
2.- Fomentar la participación activa: Incentivar y apoyar la participación activa en decisiones y actividades familiares. Animar a la niña, adolescente o mujer con discapacidad a expresar sus opiniones, estimularla a tomar decisiones que afectan su vida y contribuir en la planificación y organización de las actividades familiares.
3.- Establecer expectativas realistas, evitar la sobreprotección y permitir que asuma responsabilidades y desafíos acordes a su edad y nivel de desarrollo.
4.- Garantizar su incorporación a la educación inclusiva y de calidad. No renunciar jamás a ese derecho. Trabajar en conjunto con las instituciones educativas para asegurar adaptaciones y apoyos necesarios.
5.- Fomentar habilidades de autodefensa que puedan ayudarles a abogar por sus derechos y tomar decisiones informadas. Esto incluye el desarrollo de habilidades de comunicación efectiva, conocimiento de sus derechos y la capacidad de establecer límites y defenderse cuando sea necesario.
6.-Crear redes de apoyo: Buscar y conectar con otras familias que tienen experiencias similares y grupos de autoayuda. Compartir conocimientos, experiencias, consejos y recursos. Esto puede ser invaluable para el crecimiento de la niña, adolescente o mujer con discapacidad, así como para el apoyo emocional de la familia.
7.- Defensa de derechos: familiarizarse con los derechos de las personas con discapacidad y las leyes de protección vigentes. Tener siempre la disposición de actuar en defensa de los derechos de la niña, adolescente o mujer con discapacidad en el área de la vida que sea necesario.
Cada niña, adolescente y mujer con discapacidad es única y sus necesidades y aspiraciones pueden variar. Es importante adaptar estas acciones a la situación de quien vive la discapacidad y siempre buscar el apoyo de profesionales expertos en el área de atención que requiera. La familia debe ser fuente de inspiración y ser la primera en creer y apoyar su potencial para que pueda alcanzar sus metas, sus anhelos.