La propuesta es el Feminismo Comunitario

Por Elleyn Torres Alvarado

El neoliberalismo ha  traído mucho daño a nuestras vidas, porque nos ha dicho: hay que ser egoístas e individualistas, para poder triunfar socialmente;  nos  ha impuesto  modelos de eficiencia y éxito social, que van en contra de la solidaridad y la justicia social, es más exitosa o exitoso quien tiene más plata, no importa cómo la consiga. El neoliberalismo posicionó todo esto en nuestros corazones  y ahora tenemos que hacer nuestros más grandes esfuerzos por cambiarlo.

Sabemos también que el feminismo es un modo de vida, es una manera de entender la realidad que busca transformar las relaciones de poder desiguales impuestas por el patriarcado (y su expresión más rancia de las prácticas neoliberales), es revolución en la vida, es garantía de justicia para hombres y mujeres, es garantía de la construcción de una sociedad más justa.

Ahora bien para mí el feminismo no tendría sentido si a través del mismo no somos capaces de crear comunidad, comunidad como alternativa al individualismo, el egoísmo y la indiferencia; comunidad como una alternativa  para ir cambiando estas maneras de pensar,  vivir y  sentir, comunidad como organización social de base.

Siento que es hora de plantearnos el feminismo comunitario como un instrumento para recuperar nuestras conceptualizaciones de las garras del colonialismo, de la superficialidad, de las modas y fundamentalmente para convocar a la construcción de un movimiento con base en la confianza política, en la producción y creación teórica y la ética en nuestras acciones.

Es hablarnos de igual a igual y en el mismo lenguaje de mujeres luchadoras, aprendiendo entre nosotras, convocándonos, enseñándonos y respetándonos mutuamente. Se trata de una idea revolucionaria desde y para las mujeres, que se suma a las luchas propuestas y deseos de los pueblos y de la humanidad por lograr su liberación de estructuras violentas, opresión, discriminación, explotación y muerte; todas ellas parte de lo que nosotras conocemos como el patriarcado.

Entonces es preciso pensarnos la idea de que la comunidad no sólo es un territorio sino la categoría más importante para el feminismo comunitario, una categoría política para la acción y una categoría política de inspiración y propuesta, desde donde hacer política.

No olvidemos: el sistema patriarcal tiene sus mañas, se recicla comiéndose los sueños y las estrategias de luchas de nuestro pueblo mujer, atrevámonos a utilizar la creatividad como un instrumento de lucha y ¡hagamos COMUNIDAD!