Las voces ignoradas de la guerra: la situación de las personas con discapacidad, especialmente de las niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad en los conflictos armados

Por: Ludyt Ramírez Pineda

Cuando suenan vientos de guerra no podemos dejar de pensar que es una de las peores tragedias que puede sufrir la humanidad. No solo causa muerte, destrucción y sufrimiento, sino que también viola los derechos humanos más básicos de millones de personas. Entre ellas, hay un grupo especialmente vulnerable: las personas con discapacidad, y trágicamente aún más las niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad, cuyas voces se ahogan entre el sonido de las bombas y los gritos de dolor ante un mundo que sigue con su misma dinámica del quehacer cotidiano ajeno totalmente a este inmenso sufrimiento .

En la actualidad, la población mundial supera los 8.000 millones de personas de las cuales aproximadamente el 15 por ciento vive con algún tipo de discapacidad . Muchas de ellas se ven afectadas por los conflictos armados, ya sea porque nacieron con una discapacidad, porque la adquirieron como consecuencia de la violencia, o porque se les niega el acceso a los servicios básicos de salud, educación y protección social.

Las personas con discapacidad enfrentan múltiples barreras y discriminaciones que limitan su participación e inclusión en la sociedad. Estas barreras se agravan en situaciones de conflicto, donde se ven expuestas a mayores riesgos de violencia, abuso, explotación, desaparición forzosa y abandono. Además, tienen menos posibilidades de acceder a la ayuda humanitaria, a la comunicación efectiva, a la justicia y a la reparación. A pesar de los avances en materia de protección que se han dado en el marco normativo sigue existiendo una enorme brecha de desigualdad que se multiplica exponencialmente en un escenario de guerra.

Las niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad son doblemente discriminadas por su género y por su condición. Según la ONU, tienen un 10% más de probabilidades de sufrir violencia sexual que las mujeres sin discapacidad. También son más vulnerables a la trata de personas, al matrimonio forzado, a la esterilización involuntaria y al aborto selectivo. Estas violaciones afectan gravemente su salud física y mental, así como su dignidad y sus derechos reproductivos. Quien habla por ellas? Quien las defiende? Quien eleva la voz del profundo dolor que sienten cuando son arrastradas a una terrible situación en medio de una vida que ya está llena de dificultades que son propias de vivir con discapacidad en sociedades poco amigables con nuestra condición?

La guerra no solo afecta a las personas con discapacidad que viven en las zonas de conflicto, sino también a las que se ven obligadas a huir de ellas. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay más de 70 millones de personas desplazadas en el mundo, de las cuales el 15% tiene alguna discapacidad. Estas personas enfrentan enormes dificultades para escapar de la violencia, cruzar las fronteras, solicitar asilo y acceder a los campos de refugiados. Allí, sufren condiciones precarias de vida, sin una alimentación mínimamente adecuada, sin ayudas técnicas como :sillas de ruedas, bastones, muletas, andaderas, prótesis, sin insumos como pañales, sondas, bolsas de orina, entre otros,con una gran falta de atención médica especializada y escasa protección legal.

Ante esta realidad, es urgente que el mundo entero se movilice , se exprese para defender los derechos de las personas con discapacidad en los conflictos armados. Es necesario que se cumplan los principios del derecho internacional humanitario y los tratados internacionales sobre los derechos humanos y sobre los derechos de las personas con discapacidad. Es imprescindible que se garantice el acceso a la ayuda humanitaria, a la justicia y a la reparación para todas las víctimas. Es fundamental que se promueva la participación e inclusión de las personas con discapacidad en los procesos de paz, reconciliación y reconstrucción.

La paz no es solo la ausencia de guerra, sino también la presencia de justicia, igualdad y dignidad para todas las personas. La paz no es solo un derecho, sino también una responsabilidad compartida por toda la humanidad. La paz no es solo un sueño, sino también una posibilidad real si nos unimos para hacerla realidad.

No sigamos ignorando el dolor inconmensurable de las personas con discapacidad en medio de la guerra. No podemos seguir permitiendo que las personas con discapacidad sean invisibilizadas y olvidadas. No podemos seguir tolerando que las niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad sean violentadas y marginadas.

La guerra no tiene rostro humano. La guerra no tiene futuro. La guerra es un sin sentido. La guerra es un negocio que hunde en el desespero el alma de quienes vemos la PAZ como la única esperanza , el único camino!